Hace ya varios días escribí este texto… prefiero no dejarlo en el tintero virtual, y publicarlo. Va para mis compañeros de escuela.
Llevamos muchos días con la idea en la cabeza de que vamos a salir de la escuela, creo que desde que inició el semestre eso no deja de hacer ruido como un zumbidito ligero que va y viene. Y asi… es como ese sonido, nos mantuvo alertas hasta el día de hoy.
Es difícil no recordar en este punto como cada uno de nosotros vivió aquel momento del primer día a clases, muchos de ciudades lejanas, otros no tanto iniciábamos con alegría y quizá con cierto cuidado nuestros días en la facultad.
Así, es como hemos pasado cuatro años, (otros más…) visitando todos los días la escuela. Pero si bien, biología no es una disciplina fácil, tal como la vida, es una experiencia fantástica en la que todos hemos tenido que prevalecer ante un buen aguacero en la selva, unas cuantas caídas y sus raspones, los piquetes de mosquito u otro animal salvaje, esas caminatas en las que solo piensas en tu cama (bastante lejana, en esos momentos) en que olvidaste la practica en el camión, y que porque no escuchaste a tu consciencia cuando te decía, ¡ey, no metas tantas cosas a tu mochila!... ah que rico es salir al campo!! !!.
Pero ahí no acaba todo, biología nos ha permitido explorar el mundo que no vemos a simple vista a través de un microscopio, conocer aquellas especies marinas que se pierden en el azul intenso del mar, observar las aves, los reptiles, las tortugas, la vegetación con todo y sus flores, el clima y sus nubes, hasta llegar a sentirnos encantados por formulas matemáticas, ciclos de kreps y una que otra ley federal, que creíamos (ingenuamente) que jamás veríamos al elegir esta carrera.
No hace mucho leí una carta acerca de esos “veintes” que nos caen a estas alturas del partido. Empezar añorar el ciclo que hoy termina y a sentirnos extraños por el futuro que se avecina, entre ese futuro ya podemos hacerla un poco de magos y pronosticar que a partir de este momento es hora de volver a empezar por nuestra cuenta, aunque lo mejor es que ya no llegamos solos como aquel primer día de clases, sino que vamos acompañados misteriosamente por unos cuantos biotecnologos, otros más terrestres y bioconservacionistas y aquellos de hidrobiología que de manera silenciosa nos acompañan.
En fin, todos llevamos una buena carga de recuerdos de los momentos pasados. Es hora de poner punto y aparte en este momento de la historia, y empezar a escribir la que viene…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario