lunes, noviembre 12, 2007

.:DejaNdo iR.:.


En México festejamos el día de muertos los dos primeros días de noviembre de cada año. Este año me toco vivirlo lejos de casa, Playa del Carmen fue el destino.

El tradicional día de muertos no lo fue por aquellos rumbos, solo un altar vi de lejos por mi caminata en el lugar, pocas flores de Cempasúchil, de sus pétalos desmenuzados formando el camino iluminado por veladoras, nada. No hubo tamales, ni pan de huevo, ni calaveritas, ni papel china picado, no hubo nada de eso.. el olor del ocote no existió esa noche en la festiva Playa, sin embargo si el halloween de los “gringos” que tampoco estuvo mal, me divertí viendo a las personas disfrazadas en las calles desde pulpos plateados, bolsas de papas a la francesa, hadas púrpuras y azules, monstruos nocturnos, personajes salidos de las series de televisión y las películas.:: todos festejando algo.. que quizá ni importaba que era.
Extrañe la neblina de Naolinco, los tamales caseros, los caminos de veladoras, las masafinas, los dulces en forma de animalitos, las berenjenas que tanto disfruto, escuchar los alabados, recordar a los que ya se fueron y que vienen a recoger los sabores de aquellos guisos y bebidas que tanto les gustaban.
Playa (en Quintana Roo) ha perdido su tradición cediendo su noche de muertos al halloween, esta es una de las tradiciones entre tantas cosas que esta dejando ir…

2 comentarios:

Enrique dijo...

Muy afortunada anotación. Recordar a los muertos no difiere mucho de tener una comprensión de las cosas que se escapan a lo largo de los procesos en que nos vemos obligados a andar en la vida.
¿Seremos capaces de aceptar con determinación que todo lo perdido tiene su valor ahí en el pasado, que las queramos atrás en virtud de las novedades que brotan en su lugar? Es cierto que en ocasiones aquello perdido da lugar a nuevos y excepcionales placeres, ¿pero qué hacemos con la nostalgia? Ésta es una fuerte oponente dispuesta a enfrentar la innovación para regresar al punto del que uno partió; ella supone el deseo irrefrenable en sí mismo de regresar a aquellas cosas distanciadas por el paso desinteresado del tiempo. Dicho en otras palabras, si algo preciado muere, ¿no es justo que regrese?

levi dijo...

Hola, sabes, me parece una buena cronica y que genial que viajes mucho. Pero que mal que perdamos las tradiciones que hacen que México sea un pais trascendente en ese aspecto... sabes que te aprecio mucho y ojala sigas escribiendo cosas tan interesantes...

ger...