Durante un tiempo pensé que correspondían al embajador de la muerte. Luego, sin embargo, llegué al convencimiento de que ésta era una idea absurda, pues la muerte no manda embajador, sino que irrumpoe, sin protocolo, como un viajero cualquiera.
Cazador de Instantes.:: R. Argullol.
lunes, abril 20, 2009
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