Después de haber pasado por aquellos seis años de primaria, y de un primer examen de admisión, caímos en la misma secundaria y azarosamente en el mismo salón de letra “F” que compartimos por tres años.
En aquellos primeros días, hablábamos de nuestros gustos, de la escuela anterior, de donde éramos, y nos acompañábamos a comer un sándwich en el receso (que ya no era recreo). Más tarde compartimos los trabajos en equipo, esas cartas de catorce de febrero, las fiestas escolares, los cumpleaños, las “idas de pinta”, el pasarnos recaditos entre clases, una tarde en el parque, gritar el amor a los cuatro vientos en aquel idioma de amigos, reír y disfrutar de la vida.
Nos despedimos de aquel salón…pero no de nuestra amistad, seguimos compartiendo nuestras alegrías y tristezas, nuestras locuras, nuestros sueños y tantas otras cosas más que han formado nuestra amistad.
Ayer cumplió años y volvimos a festejar la vida a carcajadas, cantando y bailando.
Me hace muy feliz el seguir contando con su cariño y todo eso que me regala cuando estoy con ella, aquí y a distancia, a mi amiga de la infancia y de todo este tiempo en el que hemos crecido juntas.
¡Felicidades!
Aquí en la cantina “El Felicillo”. Abril 2008. Xico, Veracruz.
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